Wittgenstein


Ludwig Wittgenstein.

Los albores de la Filosofía Analítica (Base filosófica del pensamiento de Wittgenstein)

- Reacción realista frente al idealismo:
La corriente idealista había terminado por minar la confianza en el objeto. La tradición dejó de considerar que las cosas, por sí poseían no solo un valor sino una verdad con independencia del sujeto observador. Ante esta postura reaccionan algunos filósofos como Moore que reivindican la independencia de la cosa u objeto respecto a las relaciones que pudieran surgir atribuibles al sujeto de la investigación.
Recordemos que el empirismo ya llamó la atención sobre el poco fundamento existente para considerar el principio de causalidad como un principio metafísico responsable del ser de las cosas. Recordemos también que para los empiristas este principio era resultado de una tendencia asociativa del sujeto, de manera que las relaciones que defendamos en virtud de las cuales enunciamos juicios de valor respecto a las cosas parecía más bien una imposición nuestra que un principio dada la naturaleza de las cosas. El sujeto ordena su realidad pero esto no quiere decir que las cosas sean según el orden que el ser humano les ha dado arbitrariamente.
Recurriendo al empirismo ( y evitando la tendencia al escepticismo) acabamos en posiciones realistas al concluir que hay que volver a las cosas misma, buscarlas y hallar su verdad con independencia del observador y de la aparente situación que las rodee.

- Formalismo lógico: G. Frege será el primer filósofo que se plantea el desafío de lograr transformar el lenguaje ordinario a unos elementos formales. Frege entendía que parte del problema de la filosofía estaba en la complejidad de las expresiones. Era urgente por tanto desprenderse de los lenguajes naturales si aspirábamos a conocer el ser de las cosas, y sustituirlo por un lenguaje formal sobre el que no cupiera ambigüedades.

- Atomismo lógico: se atribuye al filósofo inglés Bertrand Russell las primeras formulaciones. La filosofía de Russell recuerda a los antiguos planteamientos de Raimon Llul o de Leibniz, según los cuales cada palabra acoge una significación, pudiendo considerarse a la palabra la unidad mínima de significación, que reproduce al mundo sobre el que se está hablando.

Russell distingue en la actividad del lenguaje entre el acto de nombrar y el de describir. Mientras uno logra el conocimiento directo en el otro se manifiestan las relaciones entre las cosas. El conocimiento de las cosas, la verdad se logrará a través del nombramiento. Decir lo que una cosa es, consiste en el acto de nombrar, mientras que por medio de la descripción presentamos a la cosa en relación con el resto de las partes que constituyen el hecho o acontecimiento sobre el cual estamos hablando.

Por otra parte habrá que distinguir entre dos tipos de proposiciones, a saber, las proposiciones atómicas y las moleculares. Las primeras hacen referencia a hechos atómicos o singulares mientras que por medio de las segundas nos referiremos a hechos de mayor complejidad que invitarán a una analítica futura.
Teniendo en cuenta lo dicho en relación al nombrar o describir, podemos concluir ahora que el conocimiento se alcanza cuando trabajamos con proposiciones atómicas; proposiciones que tratan sobre hechos atómicos o cosas y que las nombran comunicando su ser auténtico.
Éstas proposiciones últimas son el objetivo definitivo al que aspiran las ciencias, que parten en cambio de hechos complejos sobre los cuales circulan numerosas descripciones. Entiéndase que en estas descripciones se atribuyen significados accidentales a las cosas que componen la situación, tras los cuales queda oculto el ser o significado verdadero de esas cosas.

Primer Wittgenstein: Tractatus Logico-philosophicus.

Filosofía y lenguaje. Teoría figurativa del lenguaje:

- Principio de isomorfía: Según Wittgenstein mediante el lenguaje construimos una figura (bild) o imagen lingüística que hace referencia a una parcela del mundo. Nuestro lenguaje tiene una relación isomórfica con la realidad, es decir, posee la misma forma que la realidad a la que hace referencia. En este sentido cabe decir que la estructura lógica mediante la cual se construye el lenguaje obedece a la estructura o forma lógica que tiene la realidad. Esa estructura no es un hecho del mundo sino el principio que permite que los hechos del mundo sean, es su principio estructural y éste se MUESTRA a través del el lenguaje.

- Principio referencial: Wittgenstein se acoge al realismo y como ya dijera en su momento Aristóteles, la verdad de una proposición solo puede conocerse si lo que ésta afirma o niega se adecua a los hechos. Mediante los términos atómicos, que son los elementos mínimos de significación, podemos describir el estado de cosas que se dan en el mundo. Este acto de referir o significar es lo que Wittgenstein entiende como la propiedad de DECIR.

- Realidad: diremos que la realidad son todos los posibles estados de cosas que dada una estructura lógica concreta pueden llegar a darse. Mundo en cambio será el estado de cosas que se está dando en un momento determinado pudiendo no darse. Por eso podemos afirmar que la realidad sería el conjunto de todos los posibles estados de cosas, es decir, de todos los posibles mundos que pueden surgir dada la estructura lógica.

Si Russel distinguía entre nombrar y describir, por su parte Wittgenstein diferencia en el lenguaje el acto de decir y el acto de mostrar. Por medio del primero logramos figurar o representar un determinado estado de cosas abriendo la posibilidad del análisis y el descubrimiento del valor atómico o ser de las cosas.
Por el contrario el mostrar es el acto de comunicación que tiene lugar sin llegar al decir, de la estructura lógica. Ésta solo puede ser mostrada o sugerida entre medias del decir del ser de las cosas del mundo.
Como la reflexión filosófica pretende dar cuenta de las estructuras lógicas que están en el lenguaje y por ende, la estructura lógica de la realidad, por medio de la única herramienta que posee para expresarse, que es el propio lenguaje, parece ridícula en el fondo tal tarea. En otras palabras al hacer filosofía intentamos decir con el lenguaje lo que solo puede ser mostrado mediante él. A la vista de este callejón sin salida en el que de pronto se descubre a sí misma la filosofía, Wittgenstein se ve obligado a decir en la última de las proposiciones de su obra que: De lo que no se puede hablar, debemos callar (Wovon man nicht sprechen kann, darüber muß man schweigen.).


Filosofía y Ciencia:

a. Las proposiciones de la ciencias naturales: las ciencias físicas son el conjunto de enunciados que hablan acerca del mundo . Todas ellas poseen significación, es decir, refieren, dicen, describen estados de cosas del mundo que pueden ser verificados si se reproducen las experiencias en las que se profirieron las proposiciones.

b. Las pseudopreposiciones:
- De las ciencias formales: en verdad son pseudoproposiciones ya que no hablan acerca del mundo. Estas proposiciones son siempre verdaderas. Decimos de ellas que son siempre “verdaderas”. No puede aplicarse sobre ellas el principio referencial de la teoría figurativa (que recuerda a la verdad como correspondencia del realismo aristotélico). Estos enunciados deberán ser coherentes con los axiomas que sirven de base al sistema en el que se están dando, pero una vez dada su coherencia siempre serán verdaderas. (1+1+1+1=4=2+2=1+1+1+1)
- De la metafísica: Wittgenstein se atreve a sostener que los enunciados de tipo metafísico carecen de sentido. Mediante los lenguajes naturales intentamos hablar acerca de la estructura lógica del lenguaje y la realidad, esto es, decir/describir la lógica implícita. De lo que no se puede hablar hay que callar. Si la metafísica es el conocimiento del principio del existir, esto es, el ser, resulta imposible que un ser, siendo, quiera tener conciencia de lo que le hace ser; es como el ojo que aspira a verse a sí mismo.
- De la filosofía: sus proposiciones metafísicas dejan de tener sentido y por tanto deben ser abandonadas. Ahora bien la parte de la filosofía del lenguaje sigue teniendo uso: sirve como analítica del lenguaje. Servirá como herramienta para las ciencias físicas para desentrañar las dificultades que los lenguajes naturales encierran, creando unas bases lingüísticas adecuadas para el buen trabajo de estas ciencias.
- De la ética: esta disciplina pretende hacerse cargo de los valores morales pero éstos en verdad no son un hecho del mundo, sino una realidad artificial creada por los sujetos. Hablar por lo tanto sobre ellos es pretender decir algo sobre nada. Un valor moral no representa un estado de cosas. Sin embargo podemos hablar sobre ellas aunque no puedan ser considerados estos enunciados verdaderas proposiciones; gracias a este ejercicio se logra cambiar los códigos morales.
- De la estética: igual que la ética. Un juicio estético como el de “!Qué hermosa es la Venus de Milo¡” no dice nada acerca del mundo. La belleza no es un hecho.


Segundo Wittgenstein: Investigaciones filosóficas; Cuadernos azul y marrón.

Ruptura: A lo largo de los años posteriores a la producción del Tractatus, Wittgenstein que ha abandonado la filosofía y que pasa a trabajar primero como maestro de niños y luego como jardinero cae en la cuenta de que no existe un solo lenguaje, sino toda una pluralidad de sistemas diversos entre sí. Presta atención a dos fenómenos:
- Descubre que hay expresiones vacías de significado que sin embargo en situaciones concretas adquieren significación. Con ello empieza a debilitarse el realismo de su teoría figurativa.
- Por otra parte se topa con expresiones que en un lenguaje vienen a ser proposiciones atómicas mientras que en otros pasan a ser proposiciones moleculares; por ejemplo, si nos fijamos en el término agua, un panadero para el que el pan tiene como ingrediente agua, levadura y harina, puede decir que “el agua es un ingrediente del pan,” y considerar el término como atómico sin embargo un químico exigirá un mayor análisis de lo que significa “agua.
- Además observa que el proceso de aprendizaje de las palabras condiciona la conciencia del mundo del sujeto, de manera que se plantea por qué no pensar que en el lenguaje y su uso está el principio de existencia del mundo.

Los usos del lenguaje: Según Wittgenstein hay que distinguir diferentes maneras de usar el lenguaje. En cada ámbito, cada grupo incluso cada individuo podrá usar el lenguaje de una manera diferente respecto a otros.
El segundo Wittgenstein afirma que la significación de los términos varía por lo tanto según el uso. Hay quienes manejan ciertos términos como si éstos fueran atómicos, es decir, con una significación que no admite mayor análisis, mientras que para otros, esos mismos términos encierran otras significaciones. Según el sujeto las palabras quedan transformadas precisamente porque sus mundos son diferentes y no requieren esas maneras. Contradice de esta manera uno de los planteamientos fundamentales de la Filosofía analítica y del realismo, a saber, que las cosas significan por sí mismas con independencia del entramado de relaciones que los sujetos arbitrariamente establecen según criterios gratuitos. Ahora por el contrario sospecha Wittgenstein que el significado de las cosas varía según las situaciones construidas por los sujetos, según sus intereses y necesidades.
Por ejemplo, no es lo mismo lo que significa agua para un panadero que para un químico. Sus mundos son por completo diferentes y de ahí que el lenguaje que poseen sea distinto. Donde el panadero ve agua, siendo ésta un ingrediente para el pan, con una significación clara que no requiere de mayor análisis ni explicación, el químico ve otra realidad que requiere de un mayor análisis y así llega a ver al agua como H2O.

Los juegos del lenguaje:
Con el lenguaje podemos crear todo un universo simbólico. El lenguaje hace referencia a toda una realidad pero a la luz de los nuevos planteamientos se le reconoce al lenguaje ahora una capacidad que antes no tenía. El lenguaje puede convertirse en un juego mediante el cual transformar la realidad del sujeto. Fijémonos en el universo infantil y en el proceso de transformación que tiene lugar de la mano del aprendizaje del lenguaje. Incorporar palabras y dotarse de nuevas herramientas aumenta las posibilidades de juegos lingüísticos y consecuentemente los mundos que recrear por medio del lenguaje.

No hay una verdad rígida y constante sino que esta se recrea según los intereses. Todo ello supone importantes cambios en el orden de la ética y de las relaciones del individuo con el mundo que indirectamente recuerdan un poco a la genealogía de Nietzsche. No cae en las mismas afirmaciones que éste pero los nuevos planteamientos de Wittgenstein invitan a pensar que las éticas, así como cualquier otro sistema de proposiciones, no es sino el resultado del juego que un sujeto o un grupo despliega, sin que por ello puedan darse otros sistemas de significación o éticas también legítimas y objetivas, es decir reales. El lenguaje tendrá la capacidad, no ya de describir estados de cosas distintos, sino realidades múltiples.

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