Kant considera que los seres
humanos en tanto que seres dotados de razón y en virtud del principio de
autonomía, son poseedores de unos derechos naturales que no pueden ignorarse.
Según él, el desarrollo personal pasa por la experiencia del autogobierno de sí usando la propia razón que es la que debe
determinar a la voluntad. De no ser así, la experiencia a la que se ven
avocados los seres humanos es la de la frustración, ya que serían sujetos
heterónomos exentos de voluntad y dotados de una razón estéril. Para el alemán
esa situación que ya se había estado dando a lo largo de la historia debía ser
evitada a toda costa a través de las nuevas revoluciones ilustradas.
La Ilustración será para él un
movimiento en el que la Humanidad estaría dando los primeros pasos tras la
mayoría de edad, al perseguir modelos políticos que se hicieran cargo de los
ciudadanos en tanto que sujetos racionales y necesitados de libertad, ya que
ésta es la condición fundamental para el uso correcto de la razón y es el único
camino para la acción moral. De modo que,
suprimir la libertad es poner fin a la naturaleza moral del ser humano y
una condena a la imposibilidad del desarrollo de sí.
Este desarrollo de sí debe entenderse
del siguiente modo, a saber, los seres humanos en tanto que seres tienen toda
una serie de disposiciones propias
destinadas a desarrollarse que son
principio rector de su vida y fundamento de sus aspiraciones. La más alta de
esas disposiciones es esa dimensión moral a la que se hacía referencia más
arriba. Solo un ser que logra manifestarse como sujeto moral alcanza el fin que
le es propio.
El
ser humano como todos los seres tiene en su naturaleza la disposición al
desarrollo y al cumplimiento de toda una serie de finalidades. Pero el
desarrollo de todas esas disposiciones naturales es imposible en la medida en
que actúe aisladamente. Su capacidad racional le hace entender esta
imposibilidad y la necesidad de cooperar con otros para conseguir la
satisfacción de sus objetivos.
Una
sociedad bien organizada en la que tenga lugar el respeto a los derechos
naturales del ser humano es el mayor espacio de libertad y de seguridad que
puede encontrar un ser humano. Es el espacio en el que resulta posible el
desarrollo de la persona.
Kant
es optimista respecto a este desarrollo. Para él la humanidad a través de las
sucesivas revoluciones o reformas está logrando alcanzar cierta mayoría de edad.
Con independencia de su logro, el fin último es la constitución de un Estado
Civil o una comunidad cosmopolitita
en la que se de la Paz Perpetua (fin
de la historia). Se trata de una idea de historia entendida como Progreso, o lo que es igual el concepto
de Historia que ya estaba presente en la escolástica solo que secularizado, es
decir, vació de argumentos religiosos.
El Estado debe ser una estructura autoritaria, en principio aceptada
contractualmente por los miembros de la
comunidad, que ha de velar por el cumplimiento de los derechos naturales
de todos los ciudadanos que pertenezcan a esa comunidad civil organizada por
ser seres humanos.
Su objetivo es la creación de un
espacio de libertad -la sociedad- donde cada ciudadano pueda hacer uso de su
capacidad de autogobierno mediante el libre uso de su razón. De manera que el
Estado está limitado a legislar solo formalmente, es decir, no puede determinar
la acción de los ciudadanos, sino sólo el marco en el que las acciones se den.
Ese Derecho que se establece desde las instituciones debe ser entendido
como un marco jurídico formal, que se justifica como universal y se da a priorí, constituido por las leyes que
reconocen la naturaleza racional humana y su autonomía. No será por lo tanto un
derecho material objeto de polémica sino que será un marco de regulación, como
en la moral lo era el imperativo categórico, que dará pie a que luego cada
ciudadano ejerza su libertad dentro de ese contexto normativo que garantiza el
respeto mutuo de las libertades de todos.
Ante esto el ciudadano no podrá
evitar experimentar ciertas contradicciones. El derecho que tiene que aceptar
en tanto que miembro de la sociedad, será vivido como un límite formal de sus voluntad
y en ese sentido será objeto de rechazo; pero por otra parte es al mismo tiempo
aquello que a él le confiere seguridad y le da garantías de libertad y que
acaba por asumir contractualmente libre y racionalmente. Así pues dirá Kant que
los seres humanos viven una insociable sociabilidad.
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